martes, 4 de septiembre de 2012

Consideremos a los profesionales seres humanos

Solemos tener a los deportistas profesionales como a gente fuera de serie, capaces de hacer cosas que el resto de mortales por falta de cualidades no solemos ser capaces de aguantar cualquier sufrimiento que se le ponga por delante. Todo esto es cierto hasta un punto concreto. Yo me voy a centrar en los corredores que están disputando ahora mismo la Vuelta a España y os hablaré especialmente de la etapa de ayer con final en el famoso Cuitu Negru, que este año se estrenaba como final de la ronda española.
La verdad es que creo que hemos llevado a un extremo demasiado lejano lo de que un profesional debe dar mucho espectáculo, que debe estar todo el día atacando puesto que él, al ser su trabajo, tiene unas cualidades excepcionales y demás asuntos que ya he comentado más arriba. Si bien es cierto que a profesionales no llega cualquier deportista, sí que es cierto que ellos, al igual que el resto de las personas que practicamos deportes, son personas, que, como todos, aguantan hasta cierto límite. Si bien es cierto que llevan unos muy buenos entrenamientos, van muy, muy controlados con pulsómetros de gama alta, potenciómetros, entrenadores muy experimentados... no quita que tengan unos límites, que desde la organización debería tener en cuenta.
Lo de ayer de la etapa en el Cuitu Negru era impresionante. El corredor italiano Dario Cataldo, del Omega Pharma, fue el ciclista encargado de entrar en primera posición en este puerto. Era excesiva la forma en la que este corredor se retorcía encima de la bicicleta para poder llegar a la cima del Cuitu Negru. ¿Realmente necesitan sufrir tanto para que nostros, los espectadores, podamos ver algo de espectáculo? creo que una cosa es el espectáculo respetando a los corredores y otra muy distinta ver espectáculo haciendo sufrir como pocas veces a los corredores. Lo de la frase esa de "yo sigo aunque riegue de sangre la carretera" tiene un límite para hacer etapas duras.
Creo que deberíamos pensar más en el corredor, que es el que realmente sufre y el que está ahí, en la carretera, subiendo los puertos como el Cuitu Negru, que tan duros son ya no solo para ellos psicológicamente, sino para su propio organismo.

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