lunes, 21 de julio de 2014

MTB Navalmoral de la Sierra-Ruta de las Callejas

Bueno, aquí sigo con este descanso activo del que ya solo queda... ¡una semana! Hoy volver a contaros un poco cómo va esto, espero no aburridos.
La última vez que hablé de cómo habían ido los entrenamientos de este periodo os dije que había estado haciendo natación y que había salido en bici acabando con 90 kilómetros. A partir de ahí he seguido acumulando días de bici con la única intención de seguir con el descanso activo, porque cada vez tengo más claro que mi futuro deportivo no está en el ciclismo de competición. Como os comentaba, he estado haciendo kilómetros. El día más largo de kilómetros fue la semana pasada con 66, y hoy 70, luego un día fueron sobre los 60 y ayer 33 por tierras abulenses. Y será aquí donde más me centraré.
Con el ganador de la prueba, Francisco Mancebo.

Ayer, como os comenté, estuve, junto a mi padre y mi tío, en la marcha MTB Navalmoral de la Sierra-Ruta de las Callejas, haciendo el circuito largo... o eso fue la idea, y más o menos lo cumplí. La verdad es que salí como si fuera un día más, y al fin y al cabo no fue mal, pasé a algún que otro ciclista, no me caí y cuando veía que la cosa se me complicaba, me bajaba de la bici, tenía claro que quería estar corriendo en una semana y no quería cascarme nada por una caída en bicicleta. La salida fue con mucha puntualidad, a las diez justas nos pusimos en marcha. Por cierto, antes de meterme con el recorrido de caminos, quiero dejar claro que yo soy un paquete en toda regla encima de la bici de montaña, para evitar posibles confusiones. Me explico: seguramente los sitios que a mi parecían difíciles y donde me bajé alguno los pasó subido, pero como soy tan patoso me he hecho casi más kilómetros caminando que encima de la bici. Por eso, quiero que mis comentarios cuando hablo de "técnico" solo sean una orientación. Como os iba diciendo, a la salida del pueblo ya teníamos los primeros tramos de tierra, donde el que escribe se quedó cerrando el grupo, primero junto al quad y luego con el ciclista de la organización que iba cerrando, al que quiero agradecer la paciencia que tuvo conmigo en esos primeros kilómetros, donde tuve que poner pie a tierra en varias ocasiones porque, para mi, era algo bastante técnico. Ahí poco que contar, subidas que cuando podía las hacía sobre el sillín y, cuando no, pues corriendo (si es que lo llevo en la sangre...) y bajadas que las hacía como buenamente podía. Conmigo venían otro dos chicos que eran más pequeños que yo (a uno de ellos le dieron el premio al más joven, no sé si con 14 años o cerca) y el otro al final me contaron que tuvo que pararse. Cuando pasé los primeros kilómetros ya la cosa se tranquilizó y pude rodar más cómodo. Y hasta el primer avituallamiento todo siguió igual, algún arroyo que pasar, cuestas corriendo, bajadas con cuidado y tramos llanos rodando. Se me vino el mundo encima cuando en el kilómetro diez ya llevaba una hora... si la ruta eran 37, con subida al puerto de Navalmoral incluida, tenía para unas cuantas horas. Conseguí llegar al primer avituallamiento, donde aproveché para parar y comer algo, que ya lo iba necesitando. Seguí con un grupo, pero enseguida nos deshicimos. Yo seguí a lo mío, pasando los tramos como buenamente podía, rezando por no dar con los dientes en el suelo. Cuando llegué al cruce donde nos separaban a los de larga y los de la corta, paré a informarme sobre el estado de la subida y cuánto tardaría hasta el pueblo por un lado y por otro. Ahí ya llevaba dos horas y cuarto y me estaba planteando seriamente meterme directo a Navalmoral, por donde solo tenía unos 20 minutos, por lo que me comentaron, mientras que por el otro tenía otra hora mínimo. Me decidí por el largo, teniendo que subir el puerto por camino. En resumen, vaya rampas. Había tramos que los hice bajado porque, para mi escasa técnica, aquello era imposible por las roderas y la tierra que patinaba. Una vez arriba, un tramo de descenso relativamente bueno hasta que nos encontramos con un pedregal y un camino muy estrecho. Una vez pasado eso, todo bajada hasta Navalmoral. Me pasó otro ciclista con el que había subido prácticamente todo el puerto, el cual se paró al entrar en el pueblo preguntándome si sabía por dónde teníamos que ir, no había señalizado nada. Optamos por tirar recto. Dimos a la carretera, y desde ahí una señora nos mandó a la Plaza del pueblo... en definitiva, entramos en dirección contraria a la meta y con 33 kilómetros en vez de los 37 de la marcha. Por lo tanto, al no atravesar la meta, no figuramos en la clasificación.
Ahora, analizando todo en frío, me pongo a pensar que el ciclismo de dorsales no me motiva ni de lejos como me motiva el atletismo. Cada uno de nosotros tenemos unos gustos, y estos son los míos. Ya lo he dicho muchas veces, la bici es un añadido a la carrera a pie, porque ésta es mi deporte principal, el que más me gusta y con el que más disfruto. Así se pueden entender parte de mis decisiones, como no querer montar cuando estoy corriendo, algo que espero cumplir esta nueva temporada, y cosas de esas. Realmente, ahora monto porque quizá la piscina es algo más aburrida, pero no me motiva ni de lejos como correr. Pero cada uno tenemos nuestros gustos, y estos son los míos.

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