martes, 1 de diciembre de 2015

Escribiendo de contradicciones

Llegado el mes de noviembre, las primeras nieblas hicieron acto de presencia en Zamora, aunque debo reconocer que, por norma general, ha sido un mes bastante agradable para entrenar, pudiendo hacerlo en más de una ocasión incluso con las mallas cortas. Sin embargo, al llegar a diciembre, han aparecido los primeros días invernales, con sus correspondientes nieblas y bajadas de temperatura, lo que se junta con la disminución del tiempo con luz. Todo ésto nos puede limitar a la hora de entrenar, pero, como suele decirse, sarna con gusto no pica, así que nos tocará pasar algo más de frío y seguir sumando kilómetros, en muchas ocasiones prácticamente de noche.
En mi caso, aquí sigo, intentando sumar todos los kilómetros que puedo, algo que me está viniendo bastante bien. Digo esto porque todos los kilómetros que estoy haciendo intento utilizarlos para reflexionar sobre varios temas o intentar dar respuestas a algunas preguntas que se me pasan por la cabeza. Una de las cosas en las que pienso mientras entreno es, por supuesto, sobre correr. Y ésto me ha servido para darme cuenta de varias cosas. He visto que, con el paso de los meses, he perdido parte de la capacidad que tenía para centrarme a la hora de entrenar de una manera relativamente seria. No es que haya sido atleta de élite, ni haya entrenado como ellos, pero sí es creo poder considerarme un atleta que, en su día, fue relativamente estricto con sus entrenamientos. Las series llegaron a ser parte de mis sesiones de entrenamiento, e incluso llegué a darles mucha importancia, por un motivo muy sencillo: logré mentalizarme de su importancia si quería correr cada vez más rápido, tanto en carreras de campo a través como en populares, porque, no lo olvidemos, “antaño” para mi no había distinciones, solo había una forma de entender las pruebas: darlo todo para llegar lo mejor posicionado posible. Esas sesiones fuertes, organizadas por Teo de las Heras, me sirvieron en su día para llegar incluso a competir en un Cross del Ajo a un ritmo de 3.10 min/km, o a hacer alguna sesión de miles tocando ritmos de 3.07-3.09. Pero, como decía, éso lo logré de una sola manera: centrándome en mis objetivos y sabiendo que las series eran una parte fundamental para poder lograr esa mejora.
 Pero las cosas cambian, unas veces para bien, y otras para mal. En mi caso, no lo tengo nada claro. He pasado de ser un atleta capaz de hacer rodajes a ritmos entre 3.50 y 4.00 min/km y de hacer las series a los ritmos que comentaba arriba, a ser un atleta incapaz de centrarme con las sesiones de calidad y bastante más lento que “en mis años buenos”. ¿Me arrepiento de este cambio? Pues la verdad es que puedo decir que en su día disfruté de competir y de entrenar como entrenaba, salvo en los primeros días de la temporada en la que empecé a entrenar por mi cuenta, pero también debo reconocer que ha sido a partir del momento en el cual decidí entrenar de una forma autodidacta cuando realmente he empezado a conocerme más a fondo, aparte de empezar a hacer amistades, en parte gracias a que comencé a bajar algún día con los compañeros de Valorio los fines de semana. Incluso ahora, un par de años después, sigo aprendiendo a conocerme. Y a pesar de todo, no me arrepiento de haber empezado a entrenar por mi cuenta. He hecho unas cuantas burradas, pero me lo he pasado, y me lo sigo pasando genial, y puedo decir que, a pesar de todo, estoy disfrutando de correr. Poquito a poquito voy sabiendo cómo me lo paso mejor y cómo me lo paso peor. En ocasiones, tengo estar viviendo algo que ya he vivido en otras ocasiones. Las sensaciones que ahora tengo entrenando, me da la impresión de que ya las he experimentado durante los primeros meses de la temporada en la que dejé de entrenar con Teo, algo así como una libertad para entrenar como quiera, y disfrutando cada día un poquito más.
Pero en estas sesiones para pensar mientras sumo kilómetros, también tengo tiempo para acordarme de mi lado más competitivo. Aunque ahora tenga más fondo, he perdido gran parte de la velocidad que tenía, lo que muchas veces me limita cuando salgo en algún grupo y la cosa se pone seria con los piques, o cuando me pongo un dorsal y me sale esa venilla competitiva. Pese a esto, de vez en cuando también me pongo a reflexionar sobre este tema, y pienso en si sería o no buena idea plantearme un reto competitivo que me motive e intentar pelear por él. Físicamente creo que puedo ser capaz de pelear por algunos de los que se me pasan por la cabeza. Mi problema, como bien sabéis, sigue siendo mi cabeza, a quien le cuesta mentalizarse de que, para poder competir un poco en serio, nos va a tocar reacostumbrarnos a meter sesiones de calidad, y que algún día semanal tendremos que sufrir. El hecho de ver que me pongo a meter entrenamientos de calidad y no aguanto más de cuatro semanas seguidas me suele echar bastante para atrás ahora mismo, y si a eso le sumo que me lo estoy pasando genial haciendo solo rodajes, al final la idea de volver a competir a ritmos de 3.15-3.20 no lo veo nada factible. El otro día un compañero, hablando de este tema, me comentaba que, bajo su opinión, ya no era capaz de centrarme. Tiene toda la razón, las cosas como son. No sé si en alguna ocasión volveré o no a entrenar de una manera más seria, pero me parece que la cosa se quedará tal cual está ahora. Tras un último amago de vuelta a principios de esta temporada, uno de los muchos que he tenido, y que, por cierto, han durado entre tres y cuatro semanas, creo que, por ahora, seguiré como hasta ahora, haciendo rodajes.
Y bueno, hoy que me puse a escribir por escribir, me sale otra entrada para el blog un poco larga, pero hablando de lo de siempre, al fin y al cabo. No me querría aburrir, pero me gusta compartir esto con todos vosotros, por el simple hecho de hacerlo.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

No hay comentarios: