jueves, 11 de febrero de 2016

Competiciones y entrenos

Hoy toca ponerse a escribir otra vez en el blog. Llevo ya varios días queriendo hablar sobre algún tema que tengo en mente, pero, entre unas cosas, lo he ido dejando, hasta hoy. Me gustaría hablar, cómo no, de mis entrenamientos y de los cada vez más escasos objetivos que tengo en mente. Y es que, parece que, en vez de alejarme de la vida de jubileta, me voy encerrando más en ella, compitiendo cada vez menos, y, por cómo entreno, menos ganas, al no verme en el estado de forma que me gustaría, algo que, quizá, no dure ya demasiado tiempo. ¿O sí? Habrá que ir viéndolo.

Llevo unos días entrenando por sensaciones, dejando que fueran mi cuerpo y mis piernas quienes mandaran los ritmos, y mi cabeza quien mandara los kilómetros. Y así, sin quererlo, me he reencontrado con una versión de mi mismo que me suena de alguna vez anterior, pero algo modificada. Me encuentro disfrutando como un enano de encadenar zancadas, como cuando dejé de entrenar en serio. Me lo estoy pasando genial descubriendo rutas por mi ciudad, me encanta salir a rodar cada día y que cada sesión sea una ruta nueva, un nuevo camino o una nueva carretera. Hasta ahí, todo perfecto. Sin embargo, me reencuentro con el cuerpo que tuve en gran parte de la temporada pasada. Cuando no tengo molestias en un isquio, las tengo en un gemelo y, sino, en un tobillo, pero el hecho es que, de la cadera para abajo, siempre hay que se queja. Bueno, creo que es evidente el motivo (uno, que tiende a ser cazurro…), algo que es relativamente nuevo para mi, porque, si bien he tenido alguna contracturilla, ésta se acababa quitando con un par de días de bicicleta y podía volver a correr sin molestias. Sin embargo, desde que me lesioné, la verdad es que he tenido una molestia tras otra, algo que a lo que, como supongo os pasará a todos vosotros, no me acabo de acostumbrar. Pero, siguiendo con lo que comentaba al principio, se me ha juntado esa idea de correr por disfrutar a base de rodajes, con el cuerpo que tuve durante la pasada temporada.

El resultado de todo lo que comentaba en el párrafo anterior es la situación en la que ahora me encuentro, un poco desconcertante y extraña, pues estoy corriendo con molestias, igual que toda la pasada temporada, pero, sin embargo, estoy disfrutando. Es verdad que esta temporada la comencé de una forma bastante seria (para lo que soy yo) y tal, pero he acabado volviendo a mi forma de entender esto, a base de rodajes, que es lo que más me gusta de correr. Lo que no me acaba de gustar es que cada día que llego a casa tengo una molestia, aunque, por lo menos, no es localizada, sino cada día en un lugar diferente, algo que, por lo menos, me anima, pues si fuera localizada sería otra historia. Lo más probable es que no vuelva a correr una temporada entera sin molestias, soy de los que piensan que una vez que se empieza ya no hay vuelta atrás, y aunque no sea lesión, ésto será una constante en mi vida como atleta, pero habrá que hacer lo posible por acostumbrarse a correr con molestias, y a seguir disfrutando del placer de sumar kilómetros a base de zancadas. ¿Qué remedio?

El domingo se celebrará en Valladolid la carrera de Don Bosco. ¡Qué buenos recuerdos de esta carrera y qué pocas ganas de participar este año! Me explico. Reconozco que hecho de menos la competición, cuando entendía todo esto de una forma diferente, y quizá, en parte por eso, no me vea animado a correr el domingo en Valladolid. Físicamente no me veo lo suficientemente bien como para echar un viaje hasta Valladolid para llevarme palos, darme un batacazo y volver a casa desmotivado. Como habéis podido ver, no estoy haciendo entrenos serios, solo carrera continua, y así no hay mejora que valga. Sé que de tomar la salida me voy a picar y al final, las voy a pasar canutas, no voy a acabar contento y no disfrutaré de la carrera. Entonces, ¿para qué participar? Lo mismo el sábado me veo muy bien rodando y decido ir hasta Valladolid para competir, pero no creo que se de esa circunstancia. El otro día se lo comentaba a mi padre. “¿Para qué voy a ir, para llevarme palos?” Me comentaba que lo mismo no era para tanto, que tiendo a ser algo pesimista (en lo último tiene toda la razón del mundo, también es verdad, pero no solo corriendo), pero que si creía que no estaba bien de forma, pues que no íbamos a echar el viaje para nada. Así que me da que otro año que no participo en la carrera de Valladolid. Por cierto, curiosidades, ha sido de las pocas carreras en las que hemos coincidido los dos, padre e hijo, compitiendo en la misma carrera, y casualidades, es una de nuestras carreras favoritas. ¿Me voy a colgar un dorsal en lo que queda de temporada? Pues, salvo en la Media Maratón “Ciudad de Zamora”, creo que no. No hasta que no me vea entrenando bien y con mejor forma de la que ahora tengo. Habrá que ir viendo cómo se desarrollan los acontecimientos.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

No hay comentarios: