domingo, 12 de junio de 2016

De pensamientos y triatlones va el asunto

Pues nada. Como quien no quiere la cosa, ya se ha acabado otra semana. La verdad, ésta se me ha pasado muy rápido. Desconozco el motivo de este hecho, pero así ha sido. Deportivamente, ésta semana ha sido, quizá, una semana importante, de cambios dentro de los entrenamientos, unos cambios que se alargarán durante un tiempo indefinido, si no todos, gran parte de ellos. Por otro lado, hemos podido vivir un buen fin de semana deportivo dentro de la capital, con la tercera edición del triatlón "Ciudad de Zamora", celebrado en la tarde ayer en los alrededores de la playa de Los Pelambres y el Puente de los Poetas, y con la quinta edición del cross "Bosque de Valorio", organizado por el Club de Atletismo Mesa de Valorio en uno de mis lugares habituales de entrenamiento. De todo ésto irá la entrada de hoy en el blog. 
Como comentaba, ésta ha sido una semana de cambios. Comencé con una idea un tanto diferente, pero con el paso de los días opté por comenzar a introducir ciertos cambios, y así, el miércoles di por inicio a una forma de entrenar que varía un tanto respecto a lo que inicialmente tenía programado. Por un lado, vuelvo a entrenar por tiempo, algo que había dejado bastante de lado, optando por hacerlo mediante distancia. La verdad es que me di cuenta de que en ocasiones aun me cuesta cambiar el chip y darme cuenta de que ya no corro a 4'00 el mil cuando voy rodando un día normal, sino que voy bastante más lento, y entrenando por distancia éso se veía reflejado en que, para completar un entreno determinado, me tiraba bastantes más minutos que cuando rodaba más ágil. Últimamente veía que, quizá, me sobraban algunos minutos en los rodajes, y que no tenia demasiado sentido salir a completar vueltas que antes completaba en 55-60' y ahora, que suelo rodar a ritmos más cómodos, suelo tardar cinco-diez minutos más, lo que alarga ya bastante el entrenamiento. Éste es el motivo principal por el que me decanto por volver a dar preferencia a los minutos respecto a los kilómetros a la hora de ponerme a rodar. Por otro lado, he optado por dejar de ir controlando el rodaje por pulso, y dejarme ir por las sensaciones. El GPS me permite programar en la pantalla hasta cuatro campos de datos, así que he optado por programar tiempo, distancia, ritmo medio y ritmo instantáneo, dejando de ponerme la banda del pulsómetro. Me parece el pulsómetro nos puede ofrecer unos datos muy importantes a la hora de entrenar, pero, viendo que no tengo ningún objetivo por delante y que últimamente dependía mucho del pulsómetro a la hora de ponerme a rodar, dándole más importancia que a las sensaciones, opto por dejarlo de lado por lo menos hasta que encuentre algún objetivo para preparar con un entrenamiento específico, donde creo que sí me pondría la banda para tener más datos. Y quizá, uno de los cambios más llamativos haya sido el hecho de quitar el rodaje largo de la semana, un rodaje que me encanta (las cosas como son), pero que orgánicamente consume bastante. Por ahora, dejaré pasar unas semanas sin hacer un rodaje largo, aunque creo que tarde o temprano recuperaré la costumbre de hacer una sesión más larga los domingos.

Esta semana comencé con la "nueva" forma de entrenar el miércoles, después de haber completado un rodaje de 13 kilómetros cómodos el lunes y un rodaje de algo menos de 14.5 kilómetros el martes, con caída incluida al intentar esquivar una piedra, que, por cierto, me dejó algún "recuerdo" en en el codo, cadera y la pierna izquierda. Reconozco que al principio tuve alguna duda sobre si me acostumbraría a entrenar de nuevo por distancia, pero la verdad es que la experiencia desde el miércoles me ha gustado bastante, y creo que, salvo que la cosa cambie mucho, seguiré entrenando por tiempo en vez de por distancia. Como curiosidad, cuando mejor he andado en esto del atletismo ha sido cuando he entrenado por tiempo, aunque seguramente el hecho de entrenar de una forma u otra poco tendrá que ver, sino más bien el hecho de hacerlo de una forma organizada. Por ahora, tengo la misma estructura de entrenamiento hasta que encuentre algún objetivo que me motive para prepararlo.

Y hablando de prepara alguna prueba que me motive. Me parece mentira, pero cómo he ido cambiando poco a poco el chip competitivo. ¡Quién me lo iba a decir a mi, con lo que disfruté preparando El Salvador y lo decidido que estaba a volver tras ganar en Bañobárez! Pero las intenciones de volver después de lesionarme aquel mes de agosto han estado cada vez más alejadas, la cabeza ya trabajaba igual a la hora de mentalizarme para seguir un plan de entrenamiento, y la motivación tampoco ha sido la que tuve cuando me puse manos a la obra con aquella edición de El Salvador. Puede ser que si empiezo a preparar una temporada desde septiembre, pueda acabar disfrutando de volver a ver el deporte desde el punto de vista competitivo que me ha caracterizado durante mucho tiempo (los que me conocéis sabéis que soy muy picón, aunque últimamente lleve tanto tiempo en el cual me cuesta bastante colgarme un dorsal y “solo” me conforme con los piques con algún compañero) e incluso pueda volver a tocar algún ritmo de los que tocaba cuando entrenaba de una forma bastante más organizada respecto a como lo hago ahora. Sin embargo, éso ahora mismo no es un reto que me llame en exceso la atención. Lo mismo llega septiembre, me pongo y, como decía, acabo la temporada disfrutando de hacer series y de competir más en serio de lo que lo hago ahora, pero ahora me encuentro en una situación deportiva muy interesante, donde puedo decir que estoy disfrutando del simple hecho de correr, de salir a rodar unos cuantos kilómetros. Y la verdad, éso me cuesta cambiarlo. Seguramente si me veo corriendo rápido en un día de series o viendo que estoy para mejorar mi marca en 10.000 metros, me vea también muy motivado y disfrutando de esto, pero éso, como todos vosotros sabéis, supone hacer un trabajo previo que necesita de una motivación y cierto espíritu competitivo del que yo ahora carezco casi por completo. ¿Volver a competir en serio? “Nunca digas de ese agua no beberé” o “nunca digas nunca” dicen los refranes, y ahí está el ejemplo, dije que no volvería a correr una carrera con la idea de intentar estar y acabé ganando en Bañobárez y estaba completamente decidido de volver la siguiente temporada, la historia después de aquel verano la comentaba hace unas líneas. Algún amigo me ha comentado que si en su día tuve ese afán por competir, tarde o temprano me volverá. Pero que aparece y no, me dedicaré a hace lo que más me gusta dentro de este deporte, que no es otra cosa que hacer carrera continua.

Cambiando un poco de tercio, pero siguiendo con el tema deportivo, ayer pude disfrutar como espectador de la tercera edición del triatlón que se celebra este mes en las inmediaciones de la playa de Los Pelambres y el Puente de los Poetas. La verdad, disfruté de ver a los triatletas compitiendo a velocidades de vértigo encima de la bicicleta o de cómo se disputaban el final en el segmento de carrera a pie. Disfruté también de ver a varios compañeros con los que, tanto en bici como corriendo, he podido disfrutar sumando kilómetros en su compañía. Me llamó bastante la atención el número de mujeres que participaron en este evento, algo que me gusta, pues poco a poco podemos ver chicas, y algunas de ellas con muy buen nivel, corriendo, montando en bici o nadando. De espectadores me encontré con varios conocidos, sobre todo del mundillo del atletismo, aunque este triatlón de Zamora también tuvo como espectador al ciclista profesional Jaime Rosón, con quien tuve el placer de charlar. Respecto a las clasificaciones, las predicciones en el triatlón de más larga distancia se cumplieron, y fue Kevin Viñuela el encargado de llevarse la victoria en la categoría masculina, mientras que Silvia González lo hacía en la categoría femenina. En el triatlón de promoción, Guillermo Sanz y Cristina Fanarraga fueron los encargados de llevarse las victorias.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

No hay comentarios: