Después de varios días,
vuelvo a publicar en el blog. Los días han ido pasando, el mes ha
avanzado y, con él, la llegada del otoño está ya bastante cerca.
Hemos visto cómo ya han aparecido las primeras lluvias pero, sobre
todo, hemos visto (o mejor dicho, notado) una considerable bajada de
las temperaturas en los últimos días, pasando de un calor casi
asfixiante a un fresquito que, sin ser el del pleno invierno, ya nos
ha hecho empezar a sacar las primeras prendas de abrigo. Ha llegado
la hora de despedir el verano. Creo que, en este momento, nos
podríamos sentar a valorar sobre qué han podido significar estos
días, y, sobre todo, empezar a organizar las próximas semanas y, en
parte, la próxima temporada, cuyo inicio es casi inminente.
Este verano se me ha pasado
especialmente rápido. Supongo que el hecho de haber estado
preparando las oposiciones habrá tenido gran parte de que este hecho
se haya producido. Con la cabeza puesta en fechas, temario y demás
historias vinculadas a unas oposiciones, reconozco que me he
encontrado bastante entretenido. A ésto le añadimos que, por fin,
he completado un verano entero encadenando zancadas desde el primer
hasta el último día. Salvo el año pasado, donde, como he dicho
tantas veces, solo paré una semana, normalmente solíamos parar unas
cuantas semanas, y reconozco que el verano se me hacía, en parte,
más pesado, primero por no poder correr, y segundo, porque al
empezar, me veía tan flojo de forma después de estar un mes sin
entrenar, que me desquiciaba por no poder ir a mis ritmos habituales.
El verano pasado se me pasó ya bastante rápido, pues pude entrenar
y, aparte, me pude calzar las zapatillas por lugares por los cuales
nunca antes había corrido o, por lo menos, nunca había llegado; sin
embargo, este año ha sido incluso un tanto más diferente y rápido.
Como decía, he seguido entrenando a diario, haciendo unos 80-85
kilómetros semanales. Solamente, quitando los días de descanso, un
par de días he aparcado las zapatillas. Fue a principios del mes de
julio, cuando retomé la práctica ciclista un par de días, saliendo
el primero con mi padre y, el siguiente, justo una semana más tarde,
con él, Félix y mi tío para hacernos una vuelta por la zona de
Sayago. En total, el primer día creo recordar que sobrepasamos no
por mucho los 80, mientras que el segundo llegamos, creo recordar,
hasta los 87. Ambos días llegué muy, muy justito a casa, pues
llevaba desde septiembre del 2015 sin tocar la bicicleta y meterme de
golpe esas distancias seguramente no fuera lo más aconsejable. Desde
aquella segunda salida, no he vuelto a tocar la bicicleta. A pesar de
que más o menos (solo más o menos) he seguido todo el tema de
competición a través de revistas, Internet o televisión, y a
través de mi padre y de mi tío he seguido en contacto con el
cicloturismo, lo de ponerme a montar en bicicleta ahora mismo no me
llama en exceso. Lo mismo, salgo un día, me pico y vuelvo a retomar
las salidas regulares, pero, por ahora, no tengo previsto salir,
aunque sí seguir en contacto con el mundillo del ciclismo.
Con todo el verano por
delante, sumando kilómetros a las zapatillas, me he permitido ir
pensando sobre qué podía hacer esta temporada, algo que, al final,
he descubierto que no me ha servido de gran cosa. Me explico. He ido
aprovechando los rodajes para darle vueltas, una vez más, al hecho
de volver a hacer series. Me veía con ganas de competir, éso es
cierto, pero no acababa de dar el paso hacia delante para ponerme
manos a la obra con una preparación específica, por lo que, con el
paso de las semanas, he ido teniendo la sensación de perder un poco
esa subida de moral que tenía para competir y seguir con mis rodajes
habituales. Y así he estado durante estas últimas semanas, pensando
que mejor quedarme como estaba rodando sin más pretensiones que ésa,
incluso llegué a pensar en bajar aun más el número de
competiciones y ser (si cabe) todavía más selectivo con las
competiciones en las que me colgaría el dorsal; sin embargo, y sin
saber muy bien el por qué, el pasado sábado se me cruzó el cable y
me puse a hacer unas cuantas series de 2000 metros. Sin saber muy
bien por qué, me vi haciendo uno de mis entrenamientos favoritos de
series largas, y debo reconocer que lo disfruté. Reconozco que hice
una pequeña barbaridad, pues siendo el primer día desde marzo no se
me ocurrió otra cosa que hacer cuatro repeticiones, por lo que sumé
ocho kilómetros en series el primer día que me ponía, una pequeña
exageración. En un principio tampoco quise darle demasiadas vueltas
porque lo primero que se me vino a la cabeza fue que, como siempre,
sería un pique de un día y que las volvería a dejar de lado, pero
el hecho es que esta semana he seguido con ellas el martes y hoy, y
tengo previsto hacer otra sesión el sábado, y la verdad es que
estos dos días que llevo esta semana los he disfrutado y mentalmente
me han costado menos que en otros de los muchísimos regresos.
Me hago de nuevo la pregunta
de siempre: ¿me encuentro ante la temporada de mi regreso? Creo que
la pasada temporada la comencé un poco mejor para ello, pero, sin
embargo, acabé como siempre, haciendo carrera continua. El hecho es
que me veía bastante motivado, pero, por unas cosas o por otras,
finalmente lo dejé. Esta temporada no sé qué pasará, pero ahora
mismo creo que tengo varias papeletas para acabar volviendo a
competir. ¿En qué me baso para decir esto? Pues en que he sido
capaz de hacer las series sin pensármelo dos veces, como me ha
pasado casi siempre desde que me lesioné. Ésto la verdad es que me
motiva bastante, porque, por una vez en mucho tiempo, hacer las
series solo me ha costado el esfuerzo físico que supone ir haciendo
unos cuantos metros a un ritmo más elevado del habitual. Y sobre las
competiciones, sigo echando un poco de menos estar en una salida
sabiendo que he cumplido con un trabajo previo enfocado a tener una
mejoría y poder correr un poquito más rápido. La verdad, no sé
qué será lo que salga en esta ocasión, si la cabeza me jugará o
no una mala pasada y acabaré o no volviendo a los rodajes, pero por
ahora creo que puedo volver no sé si a correr a los ritmos “de
antaño”, pero sí a volver a seguir un plan de entrenamiento
enfocado a la competición y, por lo tanto, empezar a establecerme
unos objetivos un poco más serios o, mejor, replantearme mi ansiado
objetivo de ir a por esos 33' en 10.000 metros.
Lo de volver a tener un
entrenador, por ahora no me lo planteo. Es cierto que son las
personas más indicadas para marcar los entrenamientos, pues poseen
los conocimientos suficientes como para organizar los entrenamientos
y conocer al momento cómo está su pupilo, según los datos que
posea a través de tiempos, ritmos y lo que posiblemente sea más
importante, la sensaciones que el propio atleta le transmite. Pese a
ello, y a haber estado con un entrenador durante cuatro años, para
nada me planteo volver a tener a una persona que me supervise los
entrenamientos. No quiero que suene a acto de prepotencia, pues soy
el primero en reconocer que mis conocimientos sobre temas de
atletismo son más bien escasos, pero, las cosas como son, para mi es
todo un reto seguir un plan elaborado por mi y ver hasta dónde puedo
llegar. ¿La mejor opción para el reto planteado? Pues seguramente
no, pero por lo menos, habrá que intentarlo.
Nos vemos... haciendo deporte, claro.
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