Llevo
un tiempo en el que, ocupándome de otras historias, he dejado mi
afición a la escritura bastante de lado. Como era de esperar, tengo
ganas, muchas, de escribir algo, aunque breve. Y es que en esto, como
me sucede con otras cosas, es una afición que realmente me tiene
enganchado y que me encanta llevar a cabo. Siempre me he considerado
una persona que se expresa mejor escribiendo que hablando, lo que me
imagino también tendrá que ver a la hora de echar de menos esto. No
lo sé, la verdad, pero el hecho es que hoy vuelvo a sentarme de
frente al ordenador para intentar juntar unas cuantas líneas. No
tengo un tema definido, voy a dejar que la improvisación se vaya
abriendo hueco y sea la encargada de redactar la entrada de hoy en el
blog.
Hace
algo más de una semana que completé ese periodo de
acondicionamiento o “base”, como dirían los ciclistas, un
periodo que comenzó en el mes de noviembre tras una primera semana
de contacto después de lesionarme, y que finalizó en la Carrera de
Don Bosco de Valladolid. Durante estas doce semanas, el objetivo
principal era sumar kilómetros de carrera continua, en un principio
guiándome por el pulso y sin pasarme, para luego modificar un poco e
introducir algún intervalo más fuerte, para acabar rodando sin
pulsómetro y por sensaciones durante gran parte de esos tres meses.
Creo que, en ciertos aspectos, ha sido un periodo un tanto desastre,
pero que me ha ido permitiendo recuperar todo lo que había perdido
en los casi dos meses que estuve lesionado, logrando volver a tocar
los ritmos que manejaba antes de eso más o menos dentro de lo
pensado, poquito a poquito, sin que las mejorías fuesen muy grandes
de un día para otro, pero sí constantes. Debo reconocer que me ha
gustado la experiencia de hacer estos tres meses rodando, y para nada
descarto volver a hacerlo en temporadas futuras, pero con algún que
otro cambio y, en algunas cosas, un poco más organizado. Pero bueno,
me imagino que de todo se aprende, y de ésta, aprender, seguro que
lo hemos hecho.
Desde
noviembre, después de todo este tiempo haciendo “la base”, tenía
previsto haber comenzado con las primeras sesiones de series la
pasada semana, pero debo reconocer que, por todo el morro, me las he
saltado. Bueno, más que saltarme, realmente no he llegado a
programarlas. Y creo que, salvo que me cambie mucho, mucho la
mentalidad o me venga la inspiración de golpe, voy a estar bastante
alejado de todo esto. ¿Por qué? Creo que hay algún que otro
motivo, o por lo menos, a mi me parece que tengo alguno. Por un lado,
más a nivel personal que deportivo, mi cuerpo me sigue pidiendo
salir a correr a diario, mantengo esa “necesidad”, por decirlo de
alguna manera, pero no con las ganas suficientes o la cabeza puesta
en sufrir, sino, simplemente en salir a correr un rato para
despejarme e intentar, si se diera el caso, solucionar algún
problema que se me haya aparecido y que, gracias a las zapatillas,
puedo, al menos, intentar buscarle una solución. Por otro lado, y
siguiendo en cierta medida con lo que comentaba, ahora mismo estoy
disfrutando muchísimo de los rodajes y de recorrer gran parte de mis
rincones favoritos de la ciudad e incluso de conocer otros, a base de
zancadas. Una de las maneras que me gusta utilizar para despejarme
(otra es la música), y enganchando con lo que comentaba al principio
del párrafo, es precisamente con lo que ahora mismo tanto disfruto,
salir a rodar unos cuantos kilómetros, sufriendo si me apetece y
rodando más cómodo si las piernas están para poco. Vamos, lo que
llevo haciendo desde hace bastante tiempo, pero sin pensar en ningún
momento en hacer entrenamientos de calidad, como estuve durante los
primeros meses, cuando decidí empezar a entrenar de forma
autodidacta.
No
me he programado tampoco ningún objetivo competitivo para preparar.
Al igual que con otras cosas, improvisaré, por decirlo de alguna
manera, el calendario de competiciones. Todo dependerá de los
compromisos, familiares o estudiantiles. Pero está claro que mi
objetivo con un dorsal será, una vez más, salir a pasármelo bien,
correr por sensaciones y aprovechar para variar un poco del resto de
los días. No me planteo preparar una competición, por ejemplo de
10000, con la idea de acercarme a un tiempo determinado, al igual que
tampoco entra dentro de los planes preparar otra carrera como la de
El Salvador de 2014. Seguiré participando en carreras, éso lo tengo
claro, sobre todo porque disfruto del ambiente popular de las pruebas
y me gusta colgarme un dorsal, éso lo voy a negar, pero sin grandes
aspiraciones ni pretensiones, simplemente por el hecho de hacerlo, de
estar ahí. Por supuesto, y sobre todo tras la experiencia en el
Regional, creo que es bastante evidente que mi “relación” con el
atletismo federado es algo bastante complicado, por lo que, de nuevo,
al igual que de las series, me despido por una temporada creo que
bastante, bastante larga.
En
ocasiones miro un poco atrás, a los años en los que estuve
entrenando con Teo, sobre todo a la última temporada, y la verdad es
que podríamos decir que gran parte del trabajo que hizo Teo se ha
desecho por completo. Recuerdo que en alguna ocasión hablamos de
preparar el salto a la pista, y creo que la temporada de 2013-2014,
de no haberlo dejado, hubiera sido el momento idóneo para dar ese
salto e ir en busca de alguna mínima en 5000. Lo del 5000 es un
añadido mío, desconozco si Teo quería en busca de alguna marca en
esa o en otra distancia, pero siendo sincero, creo que es la prueba
para la que mejor estaba preparado, pues, sin duda, en las pruebas
populares que corrí sobre distancias semejantes (4500-5000 metros)
era más cómo me vi compitiendo durante ese tiempo, aunque luego,
con el paso del tiempo, me he visto con más facultades para el
10000. Sin embargo, como decía, tras comenzar a entrenar sin
entrenador y sin tampoco demasiados conocimientos ni motivación
suficiente como para ponerme de nuevo a entrenar en condiciones, me
he ido decantando por cada vez más sesiones de rodaje cómodo, menos
sesiones de series, y las que he ido haciendo, bastante espaciadas.
Me he decantado por otra manera de ver y entender el deporte, una
vertiente en la cual cada ve me encuentro más cómodo, lo que ha
hecho que todo aquel trabajo no solo se haya estancado, sino que hace
ya un tiempo comenzara a pasos agigantados un retroceso, que, como
era de esperar, se ha manifestado en un bajón de forma en
comparación a como estaba entonces, donde, sin tocar ritmos de
atleta de élite (siempre he estado a millones de años luz de todos
ellos, eso es algo evidente), manejaba unos ritmos con mucha más
facilidad que ahora. En su momento disfruté de eso, y si lo dejé,
fue precisamente por dejar de hacerlo. Ahora mismo, disfruto con lo
que hago, con esta manera de entrenar. Y así seguiré, correteando
por Zamora, sumando kilómetros por mis vueltas favoritas.
Nos
vemos… haciendo deporte, claro.
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