martes, 23 de mayo de 2017

Ciclismo como deporte de algo riesgo


Estamos viviendo una época un tanto “negra” dentro del mundo del ciclismo, especialmente si hablamos del de carretera. Últimamente están saliendo varias noticias de atropellos a gente que va dando pedales, lo que nos hace sentarnos y reflexionar sobre si merece o no la pena arriesgarse y dar una vuelta en bicicleta de carretera, o pasarse a la BTT y evitar posibles riesgos en carretera. De entre esas noticias, donde se comenta que un ciclista ha sido arrollado por un vehículo, tendemos a acusar siempre al conductor del vehículo que ha arrollado, pero creo que, si bien es cierto que suelen ser los “culpables” (no sé si es la palabra adecuada) principales, no siempre son ellos, sino los propios ciclistas, quienes provocan el accidente, al no circular como es debido dentro del carril, saltándose semáforos o algunas señales. A todo esto me gustaría dedicar la entrada de hoy.

Y vamos a ir por partes. En esas noticias que suelen salir con demasiada regularidad, comentando que un ciclista ha sido arrollado por un vehículo, el conductor se encontraba bajo los efectos de la droga o el alcohol. Todos sabemos de la problemática que tiene llevar un vehículo de esta forma, pues ya no solo estamos poniendo en peligro nuestra vida, que no es poco, sino que también estamos poniendo en peligro la vida de otros usuarios de la carretera. Y está claro que, cuando hay un accidente, algunos tendrán más posibilidades de sobrevivir que otros, dentro, claro está, de lo que es un accidente y de cómo se vaya circulando. Pero, a igualdad de condiciones, si hay un choque entre dos coches, los ocupantes del mismo tienen una “capa” previa a ellos, mientras que si hablamos de un choque con un motorista o ciclista, ésa “capa” que aporta el llevar un coche o un camión no existe, el golpe va directo contra la persona, sin nigún filtro previo. De ahí que el peligro de que un conductor ebrio ante un ciclista se multiplique de una manera considerable cuando se acerca a un ciclista. Muchos de los casos, como decía, se deben a conductores así. ¿Soluciones? ¿Cómo evitarlo? La verdad es que es una situación que ya, desde organizaciones como la DGT, se han intentando y se intentan solucionar, pero realmente es algo muy complicado de controlar, pues son muchos, muchísimos, los conducotres que cada día salen a la carretera, y controlar a todos ellos no es tarea fácil, desde luego. Quizá, campañas de concienciación para evitar que los conductores cojan así los coches, y desde autoescuelas o similares, seguir insistiendo más, si cabe, en este aspecto, siempre en busca de que, por un lado, las generaciones actuales de conductores se den cuenta del peligro que existe cuando conducen bajo los efectos del alcohol, y de que las nuevas generaciones al volante cojan el coche siendo plenamente conscientes de todos estos peligros.

Por otro lado, nos encontramos también con varios conductores cuyo problema no son ni las drogas ni el alcohol, sino la impaciencia. Parece que encontrase con un ciclista, esperar cinco minutos a poder adelantar con seguridad y tener que hacer una maniobra extra para dejar ese metro y medio extra es algo que requiere de un sobreesfuerzo inaguantable, porque, sino, no encuentro otra respuesta a que muchos conductores no tengan paciencia a la hora de adelantar a un ciclista, dejar ese metro y medio o adelantar a una velocidad adecuada. Creo que todos nosotros hemos vivido en alguna de nuestras salidas, solos o con la “grupeta”, a un conductor que nos adelanta rozando con el retrovisor, sin dejar ese metro y medio obligatorio, o que se lía a pitar e incluso baja la ventanilla y se lía a voces con los ciclistas. No llego a entender, de verdad, qué molestia puede causar un ciclista o grupo de ciclistas circulando por una carretera. ¿Que nos va a tocar esperar cinco minutos para poder adelantar? ¿Que nos va a tocar pasarnos al otro carril para poder hacerlo? Pues, siendo sinceros, no creo que pase nada negativo, y haciendo las cosas bien, creo que estaremos haciendo algo bastante beneficioso, pues estaremos evitando poner en riesgo la vida de unas personas que, simplemente, han salido a darse una vuelta en bicicleta. ¿Qué sucede si estamos en una carretera típica de las de los pueblos, estrechas y tal? Bueno, me imagino que también todos hemos circulado en bicicleta en alguna ocasión por estos lugares, y que hemos sido capaces de convivir con los coches. Creo que, en estas ocasiones, se trata de organizarse un poquito. Los ciclistas, lo más pegados posibles a la derecha, y el conductor, adelantar muy, muy despacito y lo más pegado a la izquierda, dentro de lo que se pueda, claro, y siempre asegurando la visibilidad frontal, para controlar en todo momento los coches que puedan venir de frente.

Pero no siempre son los vehículos los culpables de los accidentes. Resulta que nosotros, como ciclistas, a veces somos un poco brutos. Seguro que habréis visto, o incluso lo habréis hecho, a ciclistas circulando como si del pelotón del Tour se trata, invadiendo incluso el carril contrario en alguna ocasión. No podemos quejarnos de que los conductores no nos respetan cuando nosotros somos los primeros que nos saltamos las normas por el forro y creemos que vamos circulando con el tráfico cerrado. Se trata de que todos, conductores y ciclistas, podamos convivir lo mejor posible dentro de la carretera, y nosotros debemos poner de nuestra parte, circulando de dos en dos (ésto está permitido, no lo olvidemos), y siempre pegados a la derecha.

Tema aparte merece la equipación del ciclista, algo que parece una chorrada, pero que, bajo mi punto de vista y el de algunos compañeros y conocidos, no lo es tanto. Me parece casi un pecado salir a la carretera con un amillot (digo esta prenda porque, a simple vista, es la más llamativa) cmpletamente negro. Si nos sentamos y analizamos, no es una forma de llamar la atención de los conducotres en un escenario donde predomina el negro. Cuando salimos en bici, sea de montaña o carretera, creo que debemos llevar una equipación que nos permita destacar del asfalto y que el conductor, con solo mirar de reojo, observe que hay algo más en la carretera. Pese a ello, muchos nos empeñamos en salir con equipaciones con el negro o colores oscuros como color mayoritario. Yo he sido el primero en hacerlo, hasta que un día, leyendo una columna del gran Antonio Alix, que siempre se muestra muy crítico con esto, dio los motivos suficientes como para que evitara esa combinación de ropa cuando fuera a dar una vuelta en bici. Debo reconocer que, pensándolo, cadece de sentido ir todo de negro cuando hacemos las equipaciones para nuestros clubs o grupetas. Parece ser que elegancia o estética suelen ser los motivos principales para hacerlo, pero, siendo sincero, creo que esto no se trata de una entrevista de trabajo o una boda, lo que nos va a permitir saltarnos ciertas normas y poder tirar de unos colocres más chillones, que lo mismo en situaciones más serias no nos pondríamos, aunque tambien es cierto, o yo al menos lo veo así, que si el objetivo es crear algo donde sea fundamental la estética para luego vender el producto, podemos usar colores vivos sin necesidad de crear algo hortera.

¿Y qué hacer ante esta situación? ¿Sirven de algo las manifestaciones que se hacen desde el colectivo ciclista? Creo que puede ser interesante que se hagan este tipo de manifestaciones, pero, quizá, necesitemos algo más, un cierto apoyo por parte de federaciones, para lograr que las manifestaciones por parte de ciclistas tengan la ayuda de unas organizaciones metidas en el mundillo del ciclismo. Personalmente, soy partidario de todas estas manifestaciones y concentraciones (o movimientos en redes sociales), y si con ellas, se logra hacer el ruido necesario para apoyar al ciclista haya que hacerlo, mucho mejor. Pero tampoco nos olvidemos de que nosotros, como ciclistas, debemos respetar también las normas de tráfico. Si todos respetáramos las normas, seguramente a todos, conductores y ciclistas, nos iría mucho mejor.

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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