jueves, 25 de mayo de 2017

Recordando viejas historias

Pasa el tiempo. Con él, los momentos se alejan, los malos y los buenos. Hoy me paraba a pensar y resulta que hace ya tres años y medio que dejé de entrenar con Teo, para empezar a ser mi propio entrenador. Una “montaña rusa” a nivel deportivo ha sido lo que he estado desde entonces. Actualmente, en cuanto a ritmos, me encuentro en la parte baja de esa montaña, pero, como en todo, habrá momentos mejores. A todo esto voy a dedicar la entrada de hoy en el blog.

Recuerdo perfectamente cuando le dije a Teo que iba a dejar de entrenar con él por un tiempo, y todos los comentarios,o mejor dicho, charlas y consejos posteriores a este suceso. También recuerdo que los motivos que expuse en su momento eran aceptados o puestos en duda, según con quién hablase. La verdad, estaba muy saturado y creo que de no haber cambiado de filosofía, habría acabado dejando de correr. Estaba “cargado” de hacer series y de salir en las competiciones con un solo objetivo: ir lo más rápido posible, lo que está muy bien cuando sabes cuál es tu límite, no como hacía yo, que me empeñé en sobrepasar ese límite cuando me colgaba el dorsal de la camiseta. La cabea me dijo “basta”, hasta el punto de que me dejó de motivar la competición, algo que me había animado a correr desde que me inicié en esto del atletismo tras el verano de 2009. En este momento, me di cuenta de la importancia de tener cambios en los entrenamientos, y dejar de estar con Teo me pareció un punto importante. Con el paso del tiempo me he ido dando cuenta de la importancia que tanto él como mi buen amigo Bernardo, que fue quien me presentó a Teo, han tenido en mi vida deportiva, pues de otra forma, no hubiera sido atleta.

Desde que dejé de entrenar con Teo he vivido diferentes épocas. Durante un tiempo, me mosqueaba que me hablaran de series y carreras federadas. Me iba organizado yo el calendario de pruebas y entrenamientos en base a las ganas que tuviera, sin hacer nada específico, y solamente con el objetivo de, poco a poco, volver a disfrutar. A la hora de entrenar, estuve durante un tiempo rodando por sensaciones y también sin nada marcado. Por las fiestas navideñas, más o menos al final de las mismas, creo que podría decir que comenzó una nueva época. Empecé a verme un poco mejor a nivel mental, y me animé a tomar la salida en el Cross de Ávila y en la carrera de Don Bosco, sin ningún objetivo claro, sino más bien salir y ver cómo respondía, sobre todo mentalmente, dentro de una competición. La experiencia, viendo esto sin las “ansias” de querer correr a todo lo que daba, sin llegar a ver ni de lejos esas 200 pulsaciones que vi en varias ocasiones, me encantó y me dio un pequeño empujón para animarme, sin hacer series, solo cambios de ritmo y rodajes alternado con alguna salida en bicicleta, a preparar una de mis pruebas favoritas, El Salvador. A lo largo de los tres meses que preparé la carrera de La Bañeza fui observando que, con el paso de los días, me iba notando cada vez mejor, no solo físicamente, donde sí que vi que iba tocando de nuevo unos ritmos interesantes, sino que a nivel mental veía que esos pensamientos negativos, esa sensación de estar “quemado” desaparecía. Finalmente, pasada esta carrera, volví a hacer series, con la moral bastante alta y muchas, muchas ganas de volver a competir. Así comencé la temporada siguiente, hasta que, a los pocos días de empezar, me lesioné. Parar, volver. Parar, volver. Así estuve durante unas semanas. La moral para volver a hacer cosillas serias me bajó en un suspiro. Finalmente, volví a correr. Volví a hacer series, pero, cuando forzaba más de la cuenta, la zona de la lesión se me resentía, y la cabeza tiraba para atrás como consecuencia, y como rodando no se me cargaba, comencé a espaciar poco a poco las series y, sin apenas darme cuenta, también las competiciones. Y aunque tuve un intento bastante serio a principios de la pasada temporada, todo ha seguido más o menos igual, hasta llegar a la situación actual, en la que, tras haber hecho series una semana, me volví a lesionar, y decidí que, por ahora, dejaría por completo las series de lado y me dedicaría solamente a acumular kilómetros de carrera continua durante los habituales seis días semanales.

Creo que sería interesante sacar conclusiones de todo este tiempo. No querría caer en el pensamiento de que todo ha sido perfecto y tal, un pensamiento de autocomplaciencia que no quiero tener, pero creo que, a pesar de las lesiones y demás, creo poder sacar conclusiones bastante positivas. He tenido la suerte de que, a nivel mental, no me veo quemado, sino ya un poco “pasota” en el tema de introducir calidad, sencillamente porque me he acostumbrado a “salir a correr”, no a “salir a entrenar”, dos conceptos completamente diferentes. Me gusta salir a correr los seis días semanales, hacer unos cuantos kilómetros (éso sí que me gusta, quizá demasiado), y me veo con ganas de seguir haciéndolo. De vez en cuando, me apetece colgarme un dorsal y probarme con gente que sí se prepara con series y demás, quienes enseguida me colocan en mi sitio. Lo de volver a preparar una competición en serio, queda un tanto alejado, pero no es algo que descarte a largo plazo. Por ahora, me gustaría seguir dedicándome a sumar kilómetros disfrutando del simple hecho de hacerlo. Puede que, como muchos compañeros me han comentado y me comentan, esté perdiendo los mejores años como corredor de competición, y, siendo sincero, razón no les falta, porque, por mucho que lo intente, dentro de, por ejemplo, quince años (y sin irme a una edad exagerada, que con “treintaytantos”-cuarenta años se puede andar mucho, muchísimo), no voy a tener la misma capacidad de recuperación que tengo ahora. Pero creo que, ante todo, se trata de disfrutar y pasarlo bien con algo que no deja de ser una afición, y creo que, ahora mismo, lo estoy haciendo. Puede que esté dejando de lado la oportunidad de lograr unas marcas determinadas, pero disfruto con lo que hago, soy consciente de que físicamente ahora mismo no voy como iba hace unas temporadas, pero, como decía, ya habrá tiempo, si el cuerpo y la motivación vuelven, de “sacar ojos” de nuevo. Por ahora, voy a seguir disfrutando de esta manera de ver el atletismo, que, como me han comentado, es tan particular (“¿por qué haces tantos kilómetros sin preparar nada?”, ¿por qué entrenas con tantos kilómetros en los rodajes si luego no vas a las carreras?”).

Nos vemos… haciendo deporte, claro.

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